Visitando una iglesia luterana 

 La Palabra de Dios crea la iglesia. En la iglesia luterana confesional, verás una abundancia de la Palabra de Dios: cantada, leída, predicada y vivida. Para muchos, su primera visita a una iglesia luterana será quizas abrumadora, especialmente si no provienen de un trasfondo que se ha basado en la rica historia de la iglesia cristiana de los últimos milenios.

La gente suele pensar que el culto consiste en lo que hacemos para o hacia Dios. La realidad es bien distinta. En el Servicio Divino de la iglesia luterana confesional, Dios nos presta Su servicio. En la lectura, la predicación y la proclamación de Su Palabra y en Sus Sacramentos del Santo Bautismo y la Santa Comunión, Dios viene a nosotros. En el culto, Dios nos da su gracia y nosotros respondemos con agradecimiento y alabanza.

Nuestro Señor es el Señor que sirve. Jesucristo no se encarnó para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos. En la cruz se ofreció como sacrificio inmaculado por el pecado de todo el mundo.

Nuestro Señor nos sirve hoy a través de su santa Palabra y de los Sacramentos. A través de estos medios Él viene a nosotros para entregarnos Su perdón y salvación, liberándonos de nuestros pecados y fortaleciéndonos para servirnos unos a otros y al mundo.

Llamados, congregados, iluminados y santificados por el Espíritu Santo, recibimos sus dones con gratitud y alabanza. Con salmos, himnos y cánticos espirituales, confesamos gozosamente todo lo que Dios ha hecho por nosotros, declarando las alabanzas de Aquel que nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable.

Nuestra adoración, tradicionalmente conocida como "adoración litúrgica", es un rico tapiz de las escrituras, el cual se ha tejido a lo largo de toda la historia de la fe cristiana. Nuestros servicios de adoración están compuestos casi en su totalidad directamente del material de la Santa Biblia. Cantamos la Palabra de Dios, escuchamos la Palabra de Dios, incluso tocamos, saboreamos y contemplamos el Verbo de Dios hecho carne.

El Servicio Divino

Nuestro servicio dominical se llama el “Servicio Divino” porque en él nuestro Dios viene a nosotros con Sus dones de vida, y nosotros venimos a Él con nuestras oraciones y ofrendas. El servicio es “divino” porque escuchamos y recibimos vida de nuestro gran Dios y Salvador. No es tanto que nosotros tengamos algo que darle (¿que pueda necesitar Dios?), sino que Él tiene tanto que darnos a nosotros. Por eso vamos a la iglesia – al Servicio Divino.

El teólogo y reformador Martin Lutero dijo una vez que vamos al Servicio Divino como mendigos con sus manos vacías, pidiendo la misericordia; y salimos con las manos y corazones llenos de Su favor y gracia.

Los dones de Dios

En el Servicio Divino, Dios nos da Sus dones. Él nos habla y está con nosotros, tal como Isaías predijo que Él sería Emanuel, “Dios con nosotros”, cuando nació por nosotros en Belén. (Isaías 7:4)

Él nos da ricamente de muchos dones en el servicio:

  • Él perdón de pecados (Juan 20:23 )

  • La Palabra de Dios (1 Timoteo 3:16)

  • La predicación del Evangelio (Romanos 10:14)

  • El oído presto de Dios (1 Juan 5:15)

  • El Cuerpo y Sangre de Cristo (1 Cor. 10:16)

  • Vida eterna y los frutos del Espíritu, sobre todo la fe (Juan 6:51)

  • La paz, favor, y bendición de Dios (Números 6:26)

Conociendo lo que Dios nos da gratuitamente en el servicio Divino, ¡¿quién no iría, y corriendo?!